En un abrir y cerrar de ojos
se graba la imagen en la mente.
Ella se anida en los tubos de la mirada,
forma cuadros de silencios que escapan
de esa línea que todo lo separa.
Acelera el camino y una sombra
nos atrapa en los hilos que brotan de su
gris.
En un abrir y cerrar de ojos
nace
la tormenta que rompe al universo.
Crea ese punto de partida donde se
abriga la existencia,
donde las lenguas secas esperan la
llegada de junio,
donde el aliento de la nieve se cuaja
en ese hueco hambriento de los ojos
que ya no abren ni cierran
y sólo intentan descifrar los signos
de esa imagen
grabada en la mente.
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