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Mostrando entradas de marzo, 2020

Pequeños textos – Cosas nuevas

28 de marzo Días como hoy que me levantaba deseoso de cariño, me arrepentía de haber apartado a María de mi lado. Porque eso pasó, más que abandonarme, yo la alejé. Tenía una sensación rara en mi cuerpo, los años compartidos con ella se hacían notar y el agua de la ducha se clavaba en mi piel. Me hacía tiritar el deseo, no podía dejar de sentir la necesidad de estar con ella. Cuando me pasan estas cosas me cuesta pensar en otras cosas y relajarme. Giro el grifo y el agua sale más caliente y creo que una vez más lograré aflojar todos los músculos del cuerpo. Al salir el gris de la calle se instaló en todo mi organismo. El frío calaba mis huesos, pero tocaba calle y clientes que visitar así que; apresuré el paso y poco a poco fui entrando en calor. Mientras caminaba hacia el primer cliente pensaba en lo cansado que estaba de estar solo, en tener que encender la televisión para desconectar mi cerebro y poder dormir. Tampoco quería volver a caer en la bebida para tapar la soledad

Pequeños textos – Llamada no deseada

27 de marzo  El último día de la semana traía una mañana con aire sucio. Las bolsas de plástico volaban al igual que mi chaqueta según iba caminando por la calle. Hoy era día de oficina y al sentarme a mi mesa  me di cuenta de que nadie contestaba el teléfono que estaba en un rincón de la sala. Posiblemente era alguna reclamación y nadie quería hacerse responsable de semejante llamada. Últimamente la gente solo llamaba para quejarse.   ―¿Qué gano yo contestando el aparato? ―me pregunté poniendo  en tela de juicio las ganas que tenía de contestar―. Después de la charla del jefe eso sumaría puntos ―pensé. Me levanté de la silla y caminé hasta el teléfono, lo miré con el ceño fruncido hasta que dejó de sonar. A la hora de comer fui al bar de costumbre y pedí lo de siempre: un refresco y un bocata de lomo con pimientos. Manolo al verme entrar me saludó con un gesto que devolví con desgano. Como soy un cliente habitual, él ya tenía hecho y caliente el bocata. ―Aquí tienes Aníbal

Pequeños textos – Propiedad ajena

26 de marzo  Al llegar a casa me sentí como si estuviera invadiendo una propiedad ajena. Todo el día me sentí así, forastero, como si estuviera irrumpiendo territorios que conocía de sobra. Encendí el televisor las noticias comenzaron a machacar mi cerebro. Acusé a todos los que salían en el noticiero por ese sentimiento destructor que me acosaba. Hoy además de clientes disgustados por el mal servicio que daba la empresa donde trabo, tuvo que aguantar el mal humor del jefe, que no hacía más que quejarse por que las ventas habían bajado en lo que va del mes y no sabía lo que iba a hacer el mes próximo. Posiblemente cayéramos algunos en un ERTE. Pero según los trabajadores más antiguos, el jefe siempre se quejaba y al llegar el último día del mes, les narraba los cambios que levantaran la empresa al mes siguiente. Luego de cenar el bocata de atún que compro en el bar de Manolo, me acosté y no apagué la tele. Le dejé el volumen bajo para que actuara como un sedante.  A esas h

32 - Igual que el mar

I gual que el mar G rita al amanecer sobre la arena, U n cielo divide los abrazos y los proyecta al sueño. A rranca mi pena ese L átigo nocturno Q ue entre las olas se derrama. U n querer dejó mi alma vacía, E se misterio escribe mi condena. E s dolor que sabe a sal cuando el horizonte se cierra y L as olas besan la arena. M arioneta de movimientos reiterativos, A sí es el mar, como yo que… R eanuda su marcha cada vez que el cielo me descubre.

Pequeños textos - Bondad

25 de marzo Salí del trabajo y decidí caminar hasta casa. Hoy hace frío, no parece que fuera primavera y al doblar la esquina me encontré con el mendigo del otro día, seguía en el mismo lugar, al lado de las escaleras de la iglesia. Al verlo, comencé a pensar en mí y en cómo  hubiera terminado yo si no me hubiera apartado del alcohol, las maquinetas y las mujeres oportunistas del bar de Manolo. Le debo tanto al padre Darío y a sus charlas, si no me hubiera acercado a él, estas adicciones, estos vicios que terminaron con mi matrimonio también, hubieran acabado con mi vida. Hay mucha gente que duerme en la calle, la situación de pobreza es cada vez más evidente en este país. Se tapan con cartones y están en los cajeros y esquina de la cuidad. Cada vez que los encuentro les doy algo, aunque sea lo único que llevo encima como comida, dinero, en fin aprendí a compartir lo poco que tengo, hasta regalé la manta gruesa que me dio mi madre a una señora que estaba con su pequeño en un

Pequeños textos - Pecados

24 de marzo Cuando me abandonó María, comencé a acercarme a Dios y poco a poco fui creyendo en él. Me acerque más cuando esa voz de mi cabeza comenzó a decirme que debía controlar mi ira, que debía de cambiar. Una vez a la semana iba a misa, eso me reconfortaba. Me creía un blasfemo porque siempre se me va la boca ante las injusticias, porque mis viejos pecados me persiguen haciendo que recaiga en el alcohol más que en otros vicios. Hoy entre en silencio al templo. Arrodillado frente a Dios me arrepentí de mis pecados y recordaba las épocas de borracheras y el dinero malgastado en las maquinetas. Esas dos lacras me dejaron casi en la miseria y sin María. Por no hablar del dinero que gastaba en esas chicas que frecuentan el bar de enfrente del trabajo. ―¿Cómo me dejaba engatusar y engañaba a mi mujer sin pensarlo demasiado? Nunca voy a entender por qué actuaba así―, le contaba a Dios. El padre Darío impartía unas charlas en la parroquia y gracias a ellas y a la ayuda del pa

Pequeños Textos – Indignación

23 de marzo  Me sentía cansado e indignado y me comparaba con los perros de la película que estaba viendo. Estos tiraban de un trineo repleto de cosas que gobernaba un señor que no hacía más que silbar y dar  latigazos al aire maltratarlos. Al llegar al destino los perros se tiraban en la nieve a esperar a que ese señor malhumorado y de cara poco amable, se dignara a darles algo de comer. Comprendí la mirada canina, en especial la del cansancio, la del hambre y resignación. ―En casa no hay amo ni comida en exceso, solo un bocata de atún que le sobró del medio día― reflexionaba mientras se cepillaba los dientes en ese cuarto de dos por dos que albergaba una ducha, un retrete, un espejo y la pila; donde se afeitaba y lavaba su cara cada mañana antes de ir a trabajar―. Me considero un hombre paciente y puedo esperar días enteros. ―Tú genio a veces no te acompaña Aníbal, tienes que dominarlo para llegar a ser paciente del todo ―le dijo el espejo que siempre le mostraba su parte r

Pequeños textos – Máscara

22 de marzo  ―¿Dejar de sentir para parecer normal o dejar de parecer normal para sentir?, he aquí el dilema― reflexionaba frente al espejo del baño―. Un lobo con piel de cordero, así me llamaron una vez ―. Me miraba de soslayo como para encontrar esa máscara o disfraz  que me identificara, pero nada, no había manera de encontrar respuesta. ―Tú, no eres así, Aníbal― le dijo al reflejo del espejo. ―Ya lo sé no me siento así y tampoco quiero ser así día tras día. Quiero ser YO.

13 - Diferentes huellas

Divisiones etéreas, formas que se dividen. Hoy somos uno, mañana dos, pasado cuatro. Divisiones de dos en dos y al partir la roca del olvido no saber por qué el dolor se multiplica. Por qué el ojo retiene la quietud de las alas, de nuestras alas sobre el viento. ¿Y si una mitad de esa roca del olvido se desintegrara, se convirtiera en polvo, en nada? Se doblaría el alba bajo mis pies   y ciega arrojaría su luz transparente a los montes tiñéndolos con la curva de su hechizo. O tal vez… se dividiría el universo en las bocas del mundo, en las bocas de mi mundo dejando la espalda sin lágrimas en el amarillo intimo del sueño. No saber, ni entender por qué hay que dividir la vida para comprender la vida de aquel.   Aquel,   que se fue a buscar el viento para cicatrizar el dolor porque no soportó la división ni la diferencia entre las partes. Mi nuevo libro en  amazon . Huellas nació al andar por los distintos caminos del pu

Pequeños textos – Ira retenida

21 de marzo  A veces parezco un hombre de mediados del siglo XIX, tan correcto, obediente y humilde. Y otras un puto loco, donde mi ira llega a puntos extremos y es difícil de controlar. Trabajo sin descanso y gano o mejor dicho gasto, lo justo para mi sustento este hecho creo que me hace diferente. Además me siento bien y alegre cuando me siento útil y puedo servir a otros. Pero no puedo dejar de sentirme acosado por esa falta de respeto o de ética por los pensamientos de otros. Hoy la humillación llegó a mi ego más profundo, maldije mi propia vida y la mala suerte que había tenido durante años. Logré la calma cuando ya estaba en la cama; acompañado por mis pocas pertenencias y arropado por casa que alquilo. ―Mañana será distinto― se dijo y una voz dentro de mi cabeza no paraba de recordarme que la lucha por ser distinto, debía de continuar.

Pequeños textos – Descontrol

20 de marzo Me dominó la ira y estuve a punto de arrojar lo poco que tenía al cubo de la basura. Su estallido no me dejaba pensar con claridad y todo se hizo cuesta arriba, desde el papeleo de la oficina hasta las calles que me llevan a casa.    Me frené en el último instante. No podía deshacerme de todo solo porque un señor se había burlado de mis ropas o porque él día en la oficina había sido un desastre o porque María me había dejado por otro. Volví a acomodar las cosas en el armario y me acordaba de las cosas que realmente me hacían feliz, como dar paseos y disfrutar de una tarde en el parque, hace mucho tiempo que eso no lo hago y la verdad que no encuentro el momento ni la hora adecuada para salir.   ―Tengo que dominar mi carácter y dejar de compadecerme de mi mismo― me dije mirándome en el espejo del baño. El tiempo y los años me daban un parecido a mi tío, el hermano de mi madre y me di cuenta, que una parte de mí se parecía a él. Era esa parte de mi carácter que

14 - El alimento de la división

Mi nuevo libro en amazon , es una alegría para mí.  Huellas nació al andar por los distintos caminos del pueblo donde vivo. La carne duda en la decisión de partir. Decisión difícil, decisión que se alimenta de otras decisiones. Cómo poner el pie en el suelo y saltar hacia la cama del abismo. Tal vez sea tarde o quizá temprano para empezar una nueva vida. Pero… ¿qué pasará conmigo? El silencio seca sobre la piel la noche y el lenguaje del miedo devora tu mano que se acerca y aleja según el desvarío del destino. Tomar la decisión, partir será… como cuando la lluvia ahoga el fuego y sólo queda la leña fisurada en los delirios de la hoguera. #PoesiaParaUnaCuarentena   #poesiaentusofa   #PoesiaEnCasa   #poesia

Pequeños textos - Aceptaciones

19 de marzo    No tenía sueño. Me encontraba tumbado en la cama mientras reflexionaba sobre mis valores. Siempre creí practicar la humildad y ser generoso con los demás me hacía sentir diferente. En algunos aspectos me parecía a mi padre y eso, me llevaba a situaciones incómodas. Como cuando ese señor tan estirado y tan bien vestido me echó de aquel portal de mala manera burlándose de mis ropas. Lo empujé, se manifestó  mi agresividad, el lado oscuro de mi padre. Luego me arrepentí y gracias a Dios solo quedó en eso, un empujón. De camino a casa reflexioné: Pero qué tienen mis ropas, son un poco viejas, ya lo sé, sin embargo es cuestión de tiempo lo que tardaría en comprar cosas y ropas nuevas. Me eché a reír con el sólo hecho de pensar, en el poco dinero que tenía en los bolsillos y en las cosas que poseía, que también eran pocas, pero ganadas con el sudor de mi frente. Miré la manta que me abrigaba y me acordé de aquella mujer a quien regalé la manta gruesa, regalo d