La semana santa son esos días donde no importa tanto el trabajo sino el anhelo de hacerlo juntos, son días importantes en nuestra vida. Días en donde nuestras manos son una y elevan a la virgen al cielo. Por el mes de febrero empiezan a sonar nuestros tambores y bombos para que el toque sea perfecto, para que ese dolor que sintió María bendiga nuestros pasos en procesión. Cada día nos inunda una ilusión, ¡tal vez distinta!, pero desde el momento que vestimos a la virgen, hasta que se guarda el último enser, hacemos como un juramento interno, en silencio y toda la cofradía brega, por un bien común. Este año nos toca preparar la semana santa, representar al pueblo de Calanda en la ruta del tambor y del bombo y eso, nos une aún más. No importa el idioma que se hable, nos hermana un lazo tan fuerte como la FE, y así, nos vamos apoyando en escala descendente: las mayores a las medianas, las medianas a las pequeñas; las madres a las hijas, las tías a las sobrinas en confraternizac...