La niebla acurrucada en los caminos
deja paso al eco circular de una luz
que se hunde en el soplo fugitivo de tu boca.
Esa luz, bucea por mi cuerpo y descubre
los rincones donde se esconden
los hechizos gobernantes del amor.
Se transforma en aliento,
se conjuga en diferentes tiempos
y acorta la distancia de tus manos y mi cuerpo.
Desentierra
de mi margen
la costumbre de extrañarte y observa
como se abren camino las caricia entre sueños.
Como tu perfume entra
en mi espacio y vigila a
las sábanas
de su despertar del vacío,
mientras los sentidos se aglomeran
en el extremo del día que nace,
congelando al silencio.
Publicada en, el tren de abril, año 2014.
Comentarios
Publicar un comentario