Muy buenas queridos y queridas. Una vez más nos encontramos entre entrevistas, charlas y poesía con escritores de todo el mundo. Desde mi humilde morada y tratando siempre de compartir y divulgar cultura, los invito a visitar mi canal de YouTube, ahí encontraran la entrevista completa que con mi invitado de hoy Walberto Campos hemos realizado para todos ustedes. También la pueden leer en este mismo post, un poco más abajo.
La vida y el mundo va cambiando y nosotros nos vamos amoldando a ese cambio, muchas veces sin ni siquiera darnos cuenta. Creo, desde mi más humilde opinión, que deberíamos despertar para ver el cambio de frente y hacernos cargo (como decimos los argentinos) de que la vida y el mundo necesitan un repaso por nuestra parte.
Por parte de los escritores y poetas, que habitan esta tierra y que miran al cielo cada mañana. Hacernos cargo con nuestra voz y nuestra pluma que a veces esta callada, censurada y hasta incómoda por lo que acaba de escribir y otros critican.
Hoy 30 de abril, queridos amigos se hace cargo de su pluma y de sus letras el escritor Walberto Campos a quien doy las gracias por su visita a mi canal.
Enlace para ver la entrevista en el canal de YouTube: https://youtu.be/ZoFfJ7wCpn8
Walberto Jeovany Campos Morales nació en la ciudad de San Jorge, departamento de San Miguel, El
Salvador, el 27 de septiembre de 1982. Su inquietud por escribir empezó cuando tenía aproximadamente 12 años de edad; escribía cuentos y pequeñas composiciones sobre diversos temas.
Campos Morales, hacía de la poesía uno de sus pasatiempos favoritos; pero al sentir al descubierto
esa habilidad mostró mucho más interés en la literatura, sobre todo en aquel género. Desde
entonces, ha escrito una serie de poemas, en los que se destacan temas tales como: romanticismo, política y sociedad. Realizó sus estudios de Bachillerato en el Instituto Nacional de San Jorge (INSAJO). En el mes de diciembre del año 2002, se graduó de Técnico en Ingeniería en Computación en el Instituto Tecnológico de la ciudad de Usulután, en su país. Aunque su carrera estaba poco o nada relacionada con la literatura, no dejó de lado esa vocación y escribió varias poesías durante ese periodo. A sus 21 años de edad se desempeñó como Secretario Municipal en la Alcaldía de su ciudad natal. Emigró a los Estados Unidos a mediados del año 2005.
Ha participado en diversos concursos poéticos, en algunos de los cuales ha resultado finalista; así como
también ha ganado primeros y segundos lugares en certámenes de carácter internacional, realizados
en Estados Unidos y Puerto Rico. Algunas de sus composiciones literarias han sido seleccionadas para ser publicadas en grandes antologías en España, Argentina y El Salvador. Su obra ha sido publicada también en diferentes sitios en internet. No fue sino hasta el año 2007, con domicilio en el estado de la Florida, Estados Unidos, que dio a conocer su primer libro, Escribiendo con la pluma del amor, bajo el seudónimo de Walber Tocampo.
Walberto Campos fue miembro del grupo literario Palabras Indiscretas, creado a finales del año 2008
por algunos autores publicados en la antología del mismo nombre en el mes de septiembre de ese
año, por el Centro de Estudios Poéticos de Madrid, España.
Actualmente, es miembro de la Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos
(AIPEH), con sede principal en Orlando, Florida, Estados Unidos y del Movimiento Poetas del Mundo.
El 15 de mayo de 2010, recibió el premio “MEDALLA DE ORO”, otorgado por AIPEH, en reconocimiento a su primer libro; en esa misma fecha le fue entregado también el “CERTIFICADO DE ESPECIAL RECONOCIMIENTO” por el congreso de los Estados Unidos.
Escribiendo con la pluma del amor, año 2007,
Tiempos de niebla,
Poemario inédito “Hacia El Romance Del Siglo”
ENTREVISTA A WALBERTO CAMPOS
C1) Cuéntanos, ¿Quién es Walberto Campos?
Soy ahora ese hombre, ese poeta que, de niño, habiendo crecido en la pobreza y en medio de una guerra civil, tuvo muchos sueños. Quise ser muchas cosas, pero el de la literatura es el camino que tomé (más bien creo que la poesía me escogió antes que yo la escogiera y por eso nunca la fuerzo a que llegue, ella viene sola, y siempre llega muy hermosa, solo le doy algunos retoques para pulirla, pero a veces no quiere dejarse, ja-ja-ja-ja); y me siento muy feliz de que haya sido así, pues la poesía me libera de muchas cosas, me envuelve en ese mundo mágico que sin temor a equivocarme, estoy seguro de que sabés muy bien de qué hablo; de hecho, a veces escribo para mí mismo, cosas que no publico, es como una especie de terapia para el alma. Tengo por ahí un archivo de “no publicables”.
Me
atrevo a decir que, sin poesía, la vida no sería igual, sería frívola, pues la
vida misma es una poesía. Ambas van de la mano, y ese soy ahora, un hombre
enamorado de la poesía.
2) ¿Cómo compatibilizas la vida familiar, social y la escritura?
Llevo una vida normal. He aprendido con
el tiempo, a dividir o más bien a juntar todas esas cosas. Puedo ver a mis
niños correr por la sala de la casa y gritar muy fuerte, mientras mi mujer ve
la televisión o hace cualquier otra cosa, y yo estoy en el sofá escribiendo un
poema, una frase, una crítica sobre algún determinado tema, o un poco de
narrativa, sin que eso me afecte en absoluto. No sé por qué, pero a pesar de
que considero que la poesía es, hasta cierto punto celosa, no me afecta el
ruido para escribir, no me distrae. Con
la vida social, ya es un poco distinto, si salimos a pasear, o si nos reunimos
con amigos o parientes, a veces tomo algunos apuntes así a la ligera que
después se pueden volver poemas o terminan siendo borrados de mi móvil o en la
papelera de reciclaje de la computadora. Algunos me han preguntado (incluso
aseguran) si acaso me encierro en cuarto silencioso a escribir, donde no haya
interrupciones de nada, y la respuesta es NO. Yo no obligo a la poesía a venir,
insisto, ella llega sola y me siento afortunado por ello, porque para mí todo
es poesía, absolutamente todo lo que nos rodea podemos convertirlo en poesía:
un poste de luz, un anciano cruzando la calle, un hombre echando gasolina a su
auto, un niño jugando, una mujer embarazada o con un niño en los brazos, una
hoja cayendo. Sí, ese descenso que hacen las hojas al desprenderse de las ramas
de los árboles es poesía pura, es un símbolo de vida y muerte, en fin, esta
conversación con vos es poesía.
3) ¿Cuáles fueron tus primeras lecturas poéticas y qué autores te influyeron?
En mi casa no había libros, los únicos
que había era un pequeño libro llamado silabario y un libro muy bello que se
llamaba El Sembrador, el cual me encantaba leer una y otra vez. Ya te mencioné
que me crecí en la pobreza casi extrema, mi familia apenas alcanzaba para
comer, mucho menos había dinero para libros, pero yo era un niño con hambre de
lectura, muy curioso (y sigo siendo muy curioso). Lo que llegaba a mis manos lo
leía con un interés increíble, incluso, periódicos viejos. Recuerdo que la
gente de mi pueblo siempre acostumbraba a comprar el almanaque y ahí siempre
ponían cuentos, me encantaba leerlos, y cuando terminaba, los volvía a leer, y
a veces me inventaba en mi mente un final distinto, porque de algunos, no me
gustaba su final. De esto que hablo, es cuando tenía unos 8 o 9 años
aproximadamente.
A veces iba donde mi abuela, y a un tío
que ya estaba en bachillerato, le dejaban de tarea que leyera obras literarias
para luego exponerlas, y cuando terminaba de leerlas, ahí las dejaba sobre una
mesita de la sala y yo las leía.
Recuerdo haber leído —a esa edad— un
libro sobre la gran tragedia griega, la odisea, la Ilíada, etc. A veces íbamos
con mi papá a visitar a una tía que ya tenía sus hijas en grados mas avanzados,
pues son mayores que yo, por ahí tenían un par de libros de literatura, y
encontraba cuentos, fabulas, etc. Y no estaba tranquilo hasta que leía por lo
menos un par de cuentos. A veces rogaba a mi papá para quedarnos un poco más
porque quería seguir leyendo y no podía llevarme los libros a mi casa, pues sus
hijas los necesitaban.
Pero quienes influenciaron mis primeros
pasos, ya cuando descubrí la poesía, a esos que leí primero, son sin duda algunos
clásicos de mi país, tales como Alfredo Espino, Salvador Salazar Arrué, Claudia
Lars, entre otros. Ya cuando estudiaba bachillerato, comencé a encontrarme con
la poesía de Rubén Darío y de Neruda. Neruda me llamó mucho la atención por su
poesía romántica y Darío por esa capacidad inigualable de escribir con soltura,
esos poemas tan medidos, aquellos versos alejandrinos bellísimos que te
enganchaban mientras leías. En esos mismos años leía otros poetas salvadoreños
como Raúl Contreras, Oswaldo Escobar Velado, etc. Y fue cuando descubrí la obra
de Roque Dalton, quien de pronto se convirtió en mi poeta favorito, por encima
de cualquiera que haya leído hasta la fecha. Lo que me atrajo de inmediato de
Dalton, es la valentía de sus letras, que a pesar de que su paso por esta vida
fue en esos momentos en que en El Salvador vivía momentos muy críticos, pues
justo 5 años después de su muerte, se desató la guerra civil, aunque las
manifestaciones en la capital en contra del gobierno comenzaron antes de 1980,
y Dalton tuvo el valor de criticar muy duro a la oligarquía salvadoreña, aun
sabiendo que podría pagarlo con su vida, y al final así sucedió, fue asesinado en
pleno día de las madres en El Salvador, un 10 de mayo 1975, según información
de diversos medios, por sus mismos compañeros de la izquierda. Creo que fue él
quien influenció en gran medida para que apareciera el otro rostro de mi obra. Luego
vendrían Mario Benedetti y el gran poeta peruano César Vallejo, por éste
último, tengo una admiración especial, por la forma en que jugó con el
lenguaje. Y de Argentina, Julio Cortázar, Alejandra Pizarnik, Jorge Luis
Borges, y tu poesía, por supuesto. Me encantan.
4) ¿Cuándo sientes que un poema está terminado y cómo lo corriges?
Es una pregunta muy interesante. Hay
poemas que por sí solos te dicen ya no me hagas más largo, y he tenido ese
problema con algunos que sigo y me cuesta darles fin, por eso la mayoría de mis
poemas son largos, por cierto, el más largo que he escrito está en la obra TIEMPOS
DE NIEBLA, se titula AMITYVILLE (NOCHES GEMELAS), que ocupa 10 páginas del
libro. Ese poema encierra mucho misterio, lo empecé cuando viví por unos meses
en Nueva York, estuve unos días en un pueblo que se llama AMITYVILLE, ahí lo
comencé y nunca dejaban de fluir aquellos versos libres, lo dejé por ahí sin
terminar y le vine a dar fin acá en Florida, para incluirlo en el poemario. Eché
mano de otra estrategia para terminarlo, pues pudo haberse convertido casi en
un libro completo, pero eso no era lo que buscaba.
En otros casos, algún verso que me
llega al principio termina siendo el final del poema. En cuanto a la
corrección, siempre leo una y otra vez hasta pulir el material, soy muy crítico
conmigo mismo, a veces demasiado exigente. Cuando llega esa inspiración con
fuerza volcánica, no me importan el orden de los versos, los errores
gramaticales u ortográficos, yo solo escribo y luego elimino lo que no me gusta
hasta quedar con el poema limpio. A veces tengo la suerte de que casi no tengo
mucho para corregir, pero además de eso, siempre envío mis escritos a otra
persona experta, en este caso, siempre cuento con el apoyo de una poeta paisana
tuya, a quien considero mi amiga y aprecio muchísimo, Viviana Álvarez. Ella lee
mis escritos y ve los errores que a uno se le pueden escapar y me ha “jalado”
las orejas de vez en cuando. De ella he aprendido que no hay que condicionar al
lector. No he conocido a ningún corrector literario con tal delicadeza y empeño
como ella, que sienta tanto amor y orgullo por su trabajo; y no se lo piensa
para decirte “esto me raspa”, en otras palabras, esto no sirve. Creo que los
ojos de una segunda o incluso tercera persona ven cosas que uno como autor del
poema no ve, y es porque uno escribe con ese afán, esa emoción indescriptible
que sentís cuando llega la inspiración, y esa corriente desenfrenada, puede
llevarte a no notar alguna equivocación . Inclusive, el gran Gabriel García
Márquez cometía errores, y él mismo admitió en una entrevista, que quien leía
primero sus escritos era nada más ni nada menos que Fidel Castro, y que siempre
le encontraba errores, a pesar de que Castro no era escritor.
Antes te mencioné que Roque Dalton
influenció en lo que vendría a ser el otro rostro de mi poesía. Entonces,
podría definir a mi poesía como una poesía de dos o múltiples caras. Si me
hubieses hecho la misma pregunta, basada en mis primeros poemas de adolescente,
te diría que cursi, pues cuando leo lo que escribí en esos tiempos, me llevo
las manos a la cara y digo: “No puedo creer que yo haya escrito esto”. Claro,
hay algunos poemas que escribí cuando tenía 14 o 15 y que me gustan. Pero es
así, creo que la gran mayoría de poetas, en algún momento hemos escrito algo
cursi, y luego sufrimos ese proceso de transformación, es más, me atrevo a
decir que todos pasamos por lo mismo (el proceso transformativo) y quien no lo
hace, es señal de que se ha quedado atrás.
Así que, si he de ponerle algunos
adjetivos a mi poesía, te diría que una cara es desgarradora, cruda, crítica y cruel
en ocasiones; mientras que la otra es romántica y pacífica.
Encontrarán rastros de una niñez sufrida
pero que no cambiaría por nada, porque de ello saco fuerzas en los momentos
difíciles, huellas de un país en guerra en la década de los ochenta; encontrarán
críticas en contra de las injusticias sociales históricas y actuales, en contra
de la ignorancia, un repudio absoluto a la política corrupta, pero también
encontrarán esa poesía romántica que encanta a casi toda la gente. Es una
temática muy variable. En mi poesía encontrarán variedad.
Papel, sin duda. Aunque hoy en día los
dos son necesarios, debido a que vivimos en un mundo inmerso en la tecnología,
y la ventaja del libro electrónico es que lo podés bajarlo a tu dispositivo en
cuestión de segundos, pero en mi opinión, jamás se comparará a ese sentir tan
especial de tener un libro en papel en mis manos. Temo a que el libro en papel
desaparezca; no quiero que suceda, aún cuando ya no esté en este mundo, deseo que
las venideras generaciones sigan leyendo libros en su formato tradicional.
Lo que la poesía me exija. Cuando
llega, ella sabe que debo darle ese espacio hasta que se da por satisfecha y me
deja tranquilo, repito, aunque esté en medio del bullicio, la poesía me llama y
puedo bloquear lo que sucede a mi alrededor. A veces despierto a eso de las 2 o
3 de la madrugada y me llega un pensamiento, me levanto y lo escribo para luego
darle seguimiento. Como te dije antes, jamás fuerzo a la poesía, y por eso no
me gustan esos concursos donde piden poemas sobre ciertas temáticas muy
específicas, porque siento que los poemas podrían salir forzados. Si me
presento a algún concurso así, es porque a lo mejor ya tengo un poema inédito que
hable del tema. Antes, algunos compañeros o compañeras de estudio me pedían poemas,
los escribía, mas no los guardaba, terminaban en el cesto de la basura porque
no me gustaban, ja-ja-ja.
No todo lo que escribo me gusta y
considero publicable, no lo pienso dos veces para eliminar un poema completo si
es posible. Así que, no tengo un horario definido para escribir. Lo hago cuando
la poesía me llama. Con la narrativa es diferente, esa no llega como la poesía,
puedo planear para buscarla y escribirla. La relación que tengo con la
narrativa es muy pero muy diferente a la que tengo con la poesía, con esto no
quiero decir que deja de ser especial, al contrario, es una particularidad que también
me llena como escritor.
Que lean a los grandes, que aprendan de
los grandes y que se apoyen entre ellos, que no abandonen su sueño, porque es
verdad que encontrarán detractores en este camino tan extenso, pero tan sublime,
y a veces eso podríamos traducirlo en envidia, y querrán desanimarlos (lo digo
por experiencia), pero siempre habrá alguien que los apoyará y de quien puedan
aprender. Me gusta cuando nos apoyamos entre escritores. Yo, a pesar del poco
apoyo a los escritores y poetas en mi país, nunca abandoné ese sueño, y miráme,
acá estoy, cumpliéndolo; pero me falta muchísimo por hacer. No me atrevía a
llamarme poeta, hasta que otro poeta reconocido de mi país me dijo “a vos te
puedo llamar poeta cipote”, me gusta lo que escribís, ese poeta es Daniel Eguizábal,
quien merece que lo mencione en esta entrevista. De él aprendí bastante sobre
la poesía de corte clásico. Por eso es mi consejo, lean a los ya consagrados y
acepten sin molestarse, las críticas de los ya experimentados. Yo sé que a
veces es difícil aceptar una crítica sobre lo que uno escribe, pues dicen por
ahí que un poema es un hijo de uno, pero hay que aprender a recibir dichas
criticas de buena manera, porque eso ayuda a crecer; claro está, hay que saber
identificar cuándo una crítica es destructiva, a esas, no hay que hacerles caso.
Los poetas somos, por lo general gente muy observadora, estoy seguro de que
sabemos cuándo quieren ayudarnos o destruirnos. Otro consejo sería, y no menos
importante, que no presenten sus escritos a esos concursos que te exigen dinero
para publicarte, pues esos “concursos”, los hacen solo con la intención de
lucrarse. Ya llegará el momento en que les publicarán, o también pueden
autopublicarse. En la actualidad hay muchas editoriales de auto publicación,
pero también deben tener mucho cuidado con ellas, porque algunas son una
estafa.
10) ¿Dónde compramos tus libros y en qué redes te encontramos, Walberto?
Tengo dos libros en Amazon. Mi primer
libro lo saqué de la venta porque me enteré de que lo vendían a mis espaldas
sin enviarme las regalías. Justo lo que te mencionaba en la respuesta anterior,
una editorial deshonesta.
Me pueden encontrar en Facebook, hay
también un par de videos en YouTube y una página web donde también pueden leer
un poco de mi poesía. Hay una cuenta de Instagram a mi nombre también, pero esa
la abrió mi esposa y publica un poco de mi poesía en inglés.
REDES
Facebook
https://walbertocampos.tripod.com/index.html
Poema
TU MUNDO PERFECTO (En YouTube)
https://www.youtube.com/watch?v=IGMJvr08W2E
https://www.instagram.com/walbertocampos_/
POEMAS
INFANCIA
Caminando de niño con el alma desnuda,
con las estrellas que techaban mi boca,
que se moría de pereza en las noches silenciosas.
En los días lluviosos
se hacía eterno el regreso de los pies
que habían salido de casa
a buscar el sustento dormido entre
pedazos de madera maltrecha.
Y con mi mente cubierta de bondades
truncadas
y mis manos sosteniendo un vacío
abundante
de esperanzas huecas,
salía corriendo, evadía las piedras
que parecían estar en un movimiento en
mi contra.
Las cercas de alambre dejaban sus
gritos
en mi piel vestida por el polvo.
Las casitas en los paredones pasaban
frente a mis ojos
como una mentira fatal inventada por el
tiempo.
Mañana siempre fue otro ayer;
solo una copia con tachaduras quemantes
que repetían sin cansancio
la imagen de mi rostro
que siempre llevaba una máscara
que me hacía reír, y no sabía por qué;
las miradas ajenas llenaban mi barriga
de sueños
“hasta que llegaba el verdadero sueño:
dormir hasta que pase la viva
pesadilla.
Aún lo recuerdo.
Lo que no recuerdo es cuántas veces
tuve que agradecer a los árboles y a
los pájaros
por su generosidad infinita.
ÚLTIMAS OBSERVACIONES
Vengo de donde todo tiene nombre
pero a nadie se llama por su nombre.
El subsuelo respira vituperios y
añoranzas.
Los árboles hablan y no, no expresan
alegría alguna:
es una queja que va de tronco en
retoño, de rama en flor,
de flor en semilla, de semilla en pájaro.
Las mujeres caminan sobre un sudor frío
que podrían beberse los dioses...
Allá, en aquel sitio, nada ha
cambiado...
Solo que los ojos de los niños han
echado uñas...
y los pies de los viejos han parido
horizontes...
TRAVESÍA
Había salido yo del callejón.
Mi café aún quemaba en la garganta
y ordenaba a mis ojos que se abrieran.
Recuerdo que miré hacia atrás
y tropecé con un perro moribundo.
Un carro con vidrios muy oscuros
se llevó por delante a un gato negro
que se atravesó,
pero el gato tiene cuarenta y nueve
vidas.
Ella me observaba por la ventana,
esperó a que caminara media cuadra
y luego salió corriendo detrás de mí
solo para decirme que un fantasma
que tengo en el pecho desde hace varios
milenios
la asusta por las noches,
sobre todo, cuando hay tormentas
eléctricas.
Me abrazó y me dijo adiós.
Caminé unos pasos más
y, cuando miré de nuevo hacia atrás,
ya no estaba.
Nunca supo que regresé y me quedé
sentado toda la noche frente a su
puerta.
La puerta dejó una marca de moho en mi
camisa.
A veces paso frente a la casa.
Ella no está,
la puerta ya no es verde
y la ventana ya no es cuadrada,
y todo el tiempo hay un carro
con vidrios muy negros aparcado junto a
un muro gris
y en la ventana siempre están dos gatos
que me saludan con sus colas mientras
me pierdo en la esquina.
Siempre regreso.
En realidad,
paso por ahí por lo menos treinta y dos
días a la semana.
Una tarde lluviosa;
un perro me trajo una fotografía donde
estamos ella y yo.
Cuando llegué a casa
vi la foto otra vez
y ella ya no estaba.
Salí de casa y me fui de nuevo hasta su
puerta.
Ya no es negra
y mi camisa tiene una mancha roja.
Todavía la espero.
Gracias por esta hermosa entrevista Walberto y colaborar conmigo en este proyecto, que espero llegue lejos, por lo menos ese es mi sueño. Y que la palabra y la voz de los escritores, desde su rincón más intimo, ayude a que el mundo cambie o que por lo menos empiecen a ver la vida y la existencia del ser humano de otra manera.
Y no te olvides nunca querido lector/escritor: Confía en ti, bucea en tu universo y escribe
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