1 Eran las once de la mañana y el sol ya estaba tan encendido en el cielo, que las chicharras en los árboles no paraban de cantar a coro. Maldije la hora en que decidí ponerme traje y corbata. Esta, apretaba con tanta fuerza mi garganta que no dejaba pasar el aire hacia los pulmones. Fue ahí, cuando decidí aflojarla, para que el sudor que chorreaba de mi cara no se estancara en el cuello de la camisa. Y es que seguí el consejo de mi viejita querida que me dijo: «Ponete camisa de manga larga, quedan elegantes con traje y corbata. La tenés planchada sobre la cama, Darío». Y gracias a ese consejo me puse una camisa de manga larga, y ahora me pregunto: ―¿para qué? ― si también hubiera quedado bien una camisa de manga corta, pero no, había que seguir el consejo de mamá, así que manga larga. Cuando iba caminando por Artigas pasé por una panadería y me miré en la vidriera, como hacía espejo, así un poco, haciéndome el galán y oye, no estaba mal con traj...
AVENTURAS EN VERSO - POESÍAS RELATOS Y OTRAS HIERBAS