Un pasillo de pisadas revueltas
despega al tren de las vías.
Se filtra el aire enredado con acordes,
te envuelve,
como quien cubre
la verdad con quimeras.
La inquietud se descuelga de tus dedos,
atrae a
mi mano,
se agita la sorpresa
y el aliento crece insaciable.
La resonancia rompe todas las reglas.
La gente se desplaza a otro vagón,
nos mira con desconcierto,
no sé percatan que nuestros sentidos
están
atentos a la visión
de ese hechizo musical,
-a nuestra canción-
Ellos no saben,
que despertamos a un abismo
en donde una piedra recita
los secretos
del monte.
Ellos no sé dan cuenta,
que la melodía nos aferra al asiento,
hasta el punto de convertimos en reflejo,
el uno del otro.
Cadencia liberada
en busca de
ese abrazo
que promete el horizonte.
Publicado en El Tren de Abril, año 2014
Recuerdo Graciela tu "tren de abril" bonito, y me parece bien que lo hagas público de esta manera. Un abrazo. Edy
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