Día tras día Daniel va a casa de Susana recorriendo esas calles de anchas aceras, donde el sol no logra penetrar por los frondosos árboles que custodian el paisaje. “Es magnífico ver como en pleno verano y siendo las tres de la tarde por esta calle se respira frescura” pensaba Daniel mientras una pequeña brisa se escurría entre los árboles haciendo temblar sus hojas. Llegó a casa de Susana como el frescor del día, en su mano derecha un ramo de violetas hacia brillar los ojos azules de Susana. Daniel era su nieto pequeño, venía todas las tardes a compartir sus historias y una taza de té. Con él se sentía escuchada y reconfortada ante la mirada de asombro por sus narraciones. Hoy Daniel no se sentó como siempre, en el sillón de la derecha a esperar que su abuela viniera con el té. Fue direct...
AVENTURAS EN VERSO - POESÍAS RELATOS Y OTRAS HIERBAS